sábado, octubre 28, 2006

Sueños (II)

25 atacó; se abalanzó sobre la taza de café ajetreado, nervioso, muy inquieto. Bebe, bebe como un animal; a sorbos profundos que apenas se dejan acariciar por el paladar. El líquido abrasa su garganta como un sable implacable, atravesando sin piedad el intestino. ¿Para qué soñar esta noche? ¿Por qué volver a llorar con los ojos cerrados?

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- Tú, hijo, ¿estás durmiendo?
- No, papá, estoy pensando.
- ¿Pensando? ¿Pensando en qué? ¿En esas cosas que escribes en el cuaderno? Vamos, hijo, vacía tu cabeza de todas esas chilindraditas inútiles. Pero ahora duerme, que ya es tarde.
- Vale.
- Oye...
- ¿Qué?
- ¿Has besado ya a la niña ésa? ¿Eh? ¿A la que te mostró el bragamen?
- ¿A la chica de la cabaña? ¿La qué enseña las bragas por ahí, dices?
- Sí, exacto, esa moza. Parece que tiene en muy alta estima, ¿eh, truhán?
- Pero papá... es retrasada. Por eso está encerrada en la cabaña. Sus padres apenas la dejan salir los miércoles para coger piñas secas en el bosque.
- Pero es una mujer, maldita sea. Y siempre se la puede besar y tocar, y más si se deja. Si la fuerzas está mal, se llama violación, hijo, que lo sepas.
- Pero es que es muy torpe, y no sabe leer.
- Basta con que sepa hablar para darte conversación.
- Pues yo no le entiendo nada. Cuando dice algo me escupe y se ríe constantemente. Y si no me río yo también me pega con las piñas en la cabeza.
- Joder, Nicolás, te estás volviendo un exquisito, eh. A mi me parece muy guapa, está bien hecha, vamos. Y seguro que cose muy bien los remiendos de tu ropa cuando salgas a la mina.
- No creo que la dejen jugar con agujas, se las clavaría en el ojo.
- No, Nicolás, no lo entiendes, está visto que no. Cuando seas su marido puedes hacer lo que sea con ella, nadie mandará sobre vosotros. Si deseas que cosa coserá.
- Pero yo no quiero que cosa. No creo que sepa, además, ya te lo dije.
- No la subestimes, hijo. ¿Sabes lo que significa subestimar?
- Es cuando crees que una persona es más tonta de lo que es, ¿no?
- Más o menos. Pues bien, cuando subestimamos a una mujer se le llama machismo, ¿entiendes? Y tú no puedes ser machismo, eso está mal.
- ¿Cómo forzarla para que te bese?
- Exacto, eso es violarla y también está muy mal. Fatal. Pero bueno, ya hablaremos de eso mañana. Ahora duérmete que es muy tarde.
- Vale papá, te quiero.
***
- Oye hijo...
- Ahhh.. ¡No enciendas la luz!
- ¡Mierda, está bien, ya la apago! Pero dime, ¿sabes lo que es masturbarse?
- ¿Qué?
- Sí, bueno, ya sabes. ¿Tus amigos y tú nunca habéis hablado del tema?
- Creo que Eloy dijo una vez algo sobre una paja.
- Ah, si... ese Eloy. Sabes que no me gusta nada que te juntes con ese niño gordo. Ya sabes el mal que ha hecho su padre por esta familia.
- Sí, lo sé. Pero Eloy es bueno.
- En fin, solo quería decirte que cuando habléis de pajas, pues... pues que antes de hacer nada, sepas que no es nada de meterse una paja por el culo.
- ¿Ah no?
- No.
- Uhm. Pues vale.
- Y ahora a dormir. Hasta mañana Nicolás.
- Hasta mañana, papá.

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43 estaba muy preocupado porque no me convirtiera en un machismo. Lo repetía a todas horas: mientras tomaba el té, mientras cazaba ciervos o cortaba la maleza. Ese verano me harté de advertencias acerca de lo peligroso que era convertirse en un machismo.

Cuando me hice 24 aprendí que el amor es algo más una simple definición estúpida en mitad de una campiña repleta de animales de granja liberados. Aunque reconozco que las palabras de mi padre, entonces 45, creo, fueron muy sabias. A su manera, claro.
- Sabrás que amas a una mujer cuando sin quererlo la beses de manera diferente. Normalmente, tendemos a inclinar la cabeza de manera mecánica hacia un lado. Yo, por ejemplo, suelo torcerme hacia la derecha cuando beso de frente. En el momento en que te enamores, Nicolás, sentirás que quieres besar a esa mujer por la izquierda.
- ¿Por la izquierda?
- Y al revés, y con los labios apretados, abiertos de par en par...
- ¿Y qué es un beso con lengua?
- Pues... la verdad es que no lo sé. Pero yo también he oído hablar de él, de ese tal beso con lengua, sí... ¡Cuidado, un faisán!
[[¡¡PUM!!]]
- Papá, era un conejo.
- Es verdad, un conejo...

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La cantidad de tiempo que había perdido. O ganado. O invertido. A pesar de todo creo que, no obstante, estuvo bastante bien.

miércoles, octubre 25, 2006

La criminalización del idiota

La ignorancia es una lacra mefítica y pegajosa, que exhibe su desvergonzada y necia valentía con fachendosa temeridad virtual. Esta pirueta del analfabetismo adquiere su sentido en la masificación uniforme de un mensaje o idea, descabellada por antonomasia e infortunio (afortunado) de digerible asimilación. La tozudez impertinente de los medios de comunicación tiene gran parte de culpa en esta pandemia manipuladora y soez; mientras que la demagogia, el conformismo conforme y la incultura general hacen el resto.
Hay ineptos a los que les gusta hacer suyo un concepto sin serlo éste, pero dicha actitud es impensable hoy en día, merced a la tiranía de los anteriormente enumerados síntomas de intoxicación popular. Y es que no hay nada mejor que embutirse en los ahogados – y concurridísimos- márgenes del liderazgo de opinión como antibiótico idealizador, tinta para la pancarta y punto en boca del activista político. Decimos, pensamos y votamos (y vemos, compramos y escuchamos) lo que Iñaki, Fede o el bloguero del año predican; pero esto no es nada nuevo: no descubro pólvora o mineral alguno al anunciar tales hechos. Al menos a estas alturas. Sin embargo les pido que me dejen, a pesar de los pesares, regodearme en una de esas trampas viciosas y viciadas. Esta misma constituye, probablemente, la mayor patraña que en los últimos años se ha gestado en las entrañas de los medios, internet, el boca a boca y, en definitiva, la estupidez humana. Es aquella que dice, errada, que Geroge W. Bush es un tirano sin alma ni corazón.

Bush, ese bobo
Que la gran potencia mundial luce barras y estrellas es un hecho que desde hace décadas todos comprenden y asimilan. Que ésta tenga en su presidente la luz y cabeza visible de toda acción y efecto por su gobierno ejecutado, es también un hecho. Lo que no acabamos de aceptar es la profundidad real de ese espíritu mesiánico. No pretendo eximir de responsabilidad a todos aquellos presidentes norteamericanos que han apoyado guerras infames, actos de vileza inmunda como la aprobación de leyes fascistas camufladas mediante pactos silentes entre congresistas furibundos (¡ese Nixon!) y sentencias de muerte firmadas con solemne pulso cristiano. No, no, y mil veces no. Pero de ahí al sometimiento a un escarnio gratuito a la figura mediática de un tipo tan afable, dicharachero y simpático como George W. Bush, hay un mundo. Y por ahí, amigos, no paso.
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El hijo listo de los Bush es tonto, pero mucho. Así de simple. O así de complejo. Pasó por las mejores aulas para perderse en los peores guateques, ascendió a las más altas esferas de la sociedad tejana para tropezarse con los peores amigos, y se bañó en los más jugosos barriles de petróleo para ahogarse en el más triste vacío de una botella de Jack Daniells. Todo eso y más prueba que, en principio, Bush (o Bushito) es un cachondo. La etimología canónica del perdedor como esencia, life style o moda, nos arrastra siempre al peor de los relatos. Y este tipo, con aparente sencillez, ha roto todos los moldes que anteriormente había deformado con sus coqueteos con el frenetismo jovial de universidad y el alcoholismo, erigiéndose como un gigante político catalizador de pavores, malabarista de la manipulación descarada y ruin. El ave fénix resurgió de sus cenizas, el truhán se hizo docto en formas y fondo. George se alzó con la victoria en la carrera que jamás hubiese imaginado ganar, al menos cuando contaba palotes en la high school para restar días hasta la siguiente juerga.
Dicen que es un facha, un malvado y sibilino roedor de la moral. Muchos le reprochan su afán por freír criminales en la silla, el sumergimiento paulatino de las finanzas en Wall Street, su deficiente gestión de la catástrofe del Katrina… Y aquí es donde surgen las bocas mediocres que enaltecen su ego (el contertulio de pro lo suele tener enorme) para eructar obviedades a costa del presidente de EEUU. Bastardos. ¿No se dan cuenta de que es incompatible ser imbécil con ser gestor (total y absoluto) del país entre países, Potencia con mayúsculas? Hay que tenerlos cuadrados para vender esa imagen fatalista del presi. O eso, o simplemente ser un iletrado sumo en lo que a la democracia entre cadenas en la que flota la sociedad americana respecta. ¿Saben de verdad lo que se cuece en la casa blanca? ¿Entienden que Bush no es más que un monigote mediático y eficaz para la causa? ¿No se percatan de que la guerra no puede librarse recurriendo a la difamación barata del presidente, y sí atacando un sistema atado de pies y manos para la tan aclamada libertad? Me dirijo a aquellos que se consideran de verdad de izquierdas, sector desnortado y confuso en el que evito incluir mi nombre por pura dignidad. El esquinazo que le doy abiertamente a la sectaria clasificación de identidades políticas, no evita que entienda (con distancias, en el sentido funcional de la palabra) aquello por lo que con tanto ímpetu transgresor preconizan. Pero es que en realidad a nadie le interesa cuestionar el mercadeo de intereses fácticos entre colegas con chaqué; es mucho más fácil decir que Clinton fue un presidente ejemplar y que Bush es el diablo, bla, bla. Que les jodan. No hay valores ni para ejercer de tonto con suerte.



Por si faltaban atrocidades que decir, sale a la pequeña pantalla una serie en la que Martin Sheen encarna a un demócrata convencido que ejerce con excepcional pulso sus labores presidenciales. Entre las críticas que colmaban los periódicos cuando lo más in entre lo out era ensalzar los valores de dicha serie, se encontraban perlas como: “Quien le diera a Bush”, o “(…) envidia sana: queremos a Martin Sheen; abajo la tiranía de Bush, el terrorista de la casa blanca.” De todas formas, no sé si es justo destacar esas burdas trivialidades por encima de la magna operación pro Kerry que en las últimas elecciones se urdió desde el sector comprometido de la alfombra (gris) hollywodiense. Quedaron en evidencia los ilustrados que auguraban una derrota republicana humillante en los comicios, pero eso no los frenó a la hora de seguir dando el coñazo con su aburridísima propaganda para masas despistadas. Hablo, claro, de imanes del voto progre como Tim Robbins y señora, Warren Beatty, o Sean Penn (¡ese deleznable espectáculo que dio intentando salvar negritos en el Mississippi, a bordo de una cochambrosa lancha que acabó cediendo, rompiéndose y dejando en evidencia al actor!).
Para todos los estómagos agradecidos que vitorean entusiastas los dardos contra Bush Jr. (que no contra su administración, ojo), lanzo una pregunta al aire. ¿Creen de verdad que Hilary Clinton sería una política más íntegra, con mayor sentido de la ética y la administración presidencial? ¿Es ella, en definitiva, mejor persona?
Jo, jo, jo. Aviesa mujer es vuestra candidata, izquierdosos incautos, la conciencia caerá marchita sobre vuestras mercedes. Jo, jo, jo. ¿Y qué me dicen de otros jefes de estado de la calaña de Felipe González Márquez? ¿Son acaso más de izquierdas? Eso parece, si nos dejamos guiar por la complicidad eterna que los medios afines (PRISA aparte, claro está, eso ya es una cloaca) mantienen con el ex presidente socialista. No hay más que recordar como fue entrevistado entre felicitaciones y golpecitos en la espalda por el inaguantable Manel Fuentes en su extinto programa nocturno en Telecinco. Nadie se escandaliza si un reputado periodista alega que este individuo fue el mejor presidente de nuestra democracia; pero líbrele dios de afirmar que Bush, en el fondo, no es tan canino. ¿Bush? ¿Maligno? ¿Y qué me dicen del cultivador de bonsáis (sí, aún sigo con eso), que reía cínico mientras su compadre Gabilondo le preguntaba si era o no el señor X? Y como éste otros tantos, sí, de esos a los que nadie hace ascos una vez han fertilizado sus fechorías de despacho. Para mear y no echar gota.

Dadle una oportunidad

“Pero no basta con ser buena persona para ser buen político.” Venga, sean originales y díganmelo a la cara. Así, con la boca abierta… Pues bien, claro que no. Pero yo, amigos lectores, no defiendo lo contrario. Ni siquiera creo injustas todas las críticas personales vertidas sobre G.B; solamente defiendo su valor humano, que seguro es infinitamente mayor al de otros canallas a los que hoy besamos los pies. Porque no me negarán que Bush es gracioso, joder, dentro de su estatus bizarro como pelele de gabinete de gobierno. Es más, seguro que si un día me atropella después de una buena jornada de caza, me socorre angustiado con eficacia. De momento, ya es más de lo hecho por Farruquito, al que nadie niega su valor como artista, cosa que sí hacen con Bush en lo que a su inmensa ternura refiere. Aunque eso sí, nunca llegará al nivel cómico de otro grande de los ruedos, Jimmy Carter. Eso, queridos, eran palabras mayores.

martes, octubre 24, 2006

Wittgenstein y la importancia de las cosas

Divagaciones y alteraciones neuronales provocadas por amena charla con El Gran Chimp,me llevan a reproducir unas palabras que no hace mucho dediqué a Ludwig Wittgenstein, a mi juicio uno de los pensadores más originales de este siglo, y de aportación capital para la teoría jurídica actual.

A sabiendas de que puede resultar un ladrillo infumable, advertiré que la enseñanza o moralina extraíble del núcleo de sus postulados que aquí mento, son tan fermosos como válidos para todo librepensador y ácrata seguidor del Carpe Diem.



Wittgestein (en adelante y siguiendo a mis maestros, "W.") fue un pensador inusual en la clase académica, taciturno, huidizo de las mieles de las cátedras y reductos complacientes de sus colegas docentes. Se inició en labores filosóficas de la mano del también grande Bertrand Rusell, objeto también de interminables lecturas por mi parte (tan genial como historiador de la Filosofía y constructor de la filosofía del lenguaje, como vulgar analista en suertes jurídico-positivistas).

El caso es que W. le preguntó a Rusell “Dígame si soy idiota; si lo soy me dedicaré a la ingeniería, si no, a la filosofía” (gran frase, para que este negro siga haciendo amigos). Y algo debió verle, porque ahí inició su labor académico-docente en Cambridge.

En la primera mitad del siglo XX, el Positivismo se traviste como positivismo lógico o empirismo lógico. El llamado Círculo de Viena es el germen y epicentro de esta corriente. Su premisa no deja de ser una derivación del principio de verificación ya apuntado por Hume: una afirmación sólo tiene sentido cuando describe hechos, y más allá sólo tienen validez la lógicay las matemáticas como algo formal.


O lo que es lo mismo, ante toda afirmación no susceptible de verificación empírica no será ésta verdadera ni falsa sino que carece de significado. Sólo el conocimiento basado en la experiencia tiene sentido. Así, la propia idea de Justicia o moral carecerían de sentido, sólo las normas basadas en la experiencia adquieren tal validez y aceptación mayoritaria.

Ahí es donde entra en juego W. , publicando su primer libro, el "Tractatus", sucesión aparentemente inconexa de aseveraciones lógicas, en las que afirma que el mundo está compuesto de la totalidad de los hechos y las proposiciones son descripciones de estos hechos=todas las propsiciones se refieren a hechos, pero sin causalidad. Es el lenguaje el que ha de representar estos hechos.

Hasta aquí esta teoría figurativa poco se aleja del empirismo del Círculo de Viena. Atención que viene lo bueno:

Dijo Wittgestein:
Pero existe algo más allá del mundo, simplemente no lo podemos describir porque para ello el lenguaje tendría que ir más allá de sí mismo, de los hechos. De lo que no se puede hablar, hay que callar.

Esta teoría fue aplaudida por los positivistas, por el Círculo de Viena que veía en sus palabras una confirmación
a todos sus postulados. De lo que no se puede hablar, hay que callar.... sólo tiene sentido así aquello de lo que tenemos experiencia pragmática y la ética y las valoraciones inherentes son poco menos que una estupidez.

Cuando W. estaba en boca de todo el positivismo como su nuevo mesías, cuando su efigie salpicaba en blanco las togas y birretes.... hete aquí, llega W. y enmienda la plana a los positivistas: Lo importante no reside según él en aquello de lo que sí se puede hablar, sino en aquello de lo que hay que callar. Aquello que los positivistas despreciaban por nimio, por carecer de referente, W. considera lo real y únicamente importante, lo que merece la pena. No hay medio para conocerlo, ninguna teoría puede encerrarlo, y por eso ante ello hay que callar.

¿Dónde debemos hallar el medio que rija la vida si no es en la ética?, W. dice: en la literatura, en la música, en al conocimiento carnal... pero nunca en el mundo académico, nunca en una teoría de laboratorio como pretendían los positivistas.

Al cabo de los años W. reformaría sus teorías del Tractatus, dando lugar a una etapa radiaclmente opuesta (en sus medios, no tanto en sus fines) .... pero esa, amigos, es ya otra historia.

domingo, octubre 22, 2006

Jorgito Foreman


Ya hay que tener cara. Dura, durísima. Tío.
Ostenta carrera, mocería desgarbada, gravedad vocal y profudidad bucal. Es lo suficientemente alto como para jugar al baloncesto, le gusta comer bien y barato; y desde hace unos meses viene repartiendo alegría por la red de redes a golpe del guante que da plasticidad visual a su identidad forera -o bloggera- (lo que algún mont-truo llamaría nick).
Un día llego a su casa (él ya tenía su preciado ADSL en el ordenador y se envanecía de tal privilegio), y lo veo conectado a internet, navegando por distintas páginas que oscilaban entre lo más puramente vulgar (marca, sport, as, La voz de Galicia...) y determinadas rarezas de diseño cutre y seductor bizarrismo anti cool.
- Oye, pues yo tengo un foro, ¿sabes?
- ¡¿Qué vas a tener tú un foro?!
Cuando contesta (si es que lo hace), no despega ni un milímetro la pupila del hipnotizador LCD de su portátil. Parece un voyeaur incómodo a la par que resuelto, feliz de encontrarse frente a esa gigantesca ventana llamada internet.
- Que sí, joder. Entra, ya verás
...
Tras no recibir respuesta, a la cuarta petición sin correspondencia 6dedos se echa en sofá, dispone supaquete en la cómoda situación matemática del holgazán bisoño, y aplaca el mando con sus sudorosas manos. "Telemierda, ven a mí."
Pasa una hora y estoy hasta el rizado de Sara Montiel y sus amoríos; voy al baño.
- ¿Qué dices?
- ¿Eh?
- ¿Que qué has dicho?
- Que iba al baño.
- De eso nada. ¿Para que has venido a mi casa?
- Pues no sé, para comer algo, ver un poco la tele...
- Cosas que puedes hacer en tu hogar, según tengo entendido.
- Ya, pero también quería saludarte, ver que tal estabas.
- Sí, tu quieres saludarme y afeitarte con mis maquinillas Gillette.
- ¡Qué va! - digo esbozando una sonrisilla.
- Pero dime... ¡¿qué coño te cuesta comprarte unas maquinillas?! ¿Por qué siempre vienes a afeitarte a mi casa?
- Pues no sé, es que aquí puedo verme mejor en el espejo, y yo siempre me olvido de comprarlas.
- Joder... Vale, está bien. De hecho, puedes llevarte todas las maquinillas a tu casa, ya me haré yo con otras nuevas. Pero... ¡ojo! ¡No me dejes todos los pelos de la barba por el lavabo!
- Vale, venga... Pondré una toalla.
- ¡No! ¡Toallas no! ¡Pon un periódico!

Vuelvo, afeitado y aseado, limpio. Jorgito Foreman sigue en el ordenador, la temperatura de su portátil debe estar ya por las nubes (o más bien por los suelos, en el infierno, dicen que allí hay llamas).
- Tú.
- ¿Sí...?
- ¿Qué decías de un foro?
Le echa un vistazo y dice que es una mierda. Yo insisto en que acaba de empezar, que la gente ya vendrá, que tengo apalabrada la colaboración de un tal Somarra, un tipo que me estuvo acosando con e-mails amenazantes durante meses.
- No sé, a mi me sigue pareciendo una mierda.
- Pues muy bien, pero sólo te pido que me dejes postear un minuto, nada más.
- Ya, pero este logo... No me gusta, hay que cambiarlo, ¿eh? Y el nombre, que cutre..¿laEstufa?.
- Oye, déjame a mi con mi foro, hijo de puta.
- Joder, y tienes que agrupar los subforos en categorías, y...
- ¡Qué me dejes, hostia ya!
- Mira, dime tu contraseña y de vez en cuando te apaño las cosas de administración que no sepas hacer.
- Pero si no necesito ayuda.
- Tienes desactivado el código HTML, subnormal.
- Eeeehhh, la contra seña es [[...]]
- Vale.

Pasan un par de semanas. Yo apenas le pido cuatro favores, más que nada por falta de tiempo, pero él se empeña en cambiar todo el puto foro. Un día me conecto y veo que hay un tal mayormono registrado, y que para colmo es administrador.
- Ah, vale... joputa.

Ya hay que tener cara. Dura, durísima. Tío.
LaEstufa (foro) ya funciona por sí sólo, con usuarios posteando en sus minúsculos agujeros temporales de ocio y diversión. Decido ampliar miras y hacerme con un blog de esos. El blog de laEstufa. Que chachi.
- ¿Cómo que te han echado del trabajo?
- Sí, una injusticia. Pero lo que te estaba contando del blog...
- Mierda, es que lo tengo calculado. si estás en el paro me gorroneas la nevera como diez veces más al mes.
- Que exagerado. Además, no quiero tu comida, quiero tu internet.
- ¿Qué?
- Creé un blog para laEstufa. Esta noche duermo aquí.
- No.
- Sí.
- He dicho que no.
- Yo te dejaría mi casa si pudiese, lo sabes.
- ¡Tú me echaste de tu casa una vez!
- ¡Por favor!Tenía diez años... Eres un pozo de rencor. Y además, aún estoy esperando que me devuelvas mis canicas.
- Mira quien habla de rencor. Pero no me echaste por las canicas, me echaste por decir que tu madre estaba como un tren.
- ¡¿Cómo dices?! ¡Fuera de mi casa!
- ¡Ésta es MI casa!
- Ah, ya. Y... ¿en qué habitación duermo?

Me paso la noche con el blog, buscando una temática y un estilo eficaz a la hora de postear. Foreman me dice que vaya basura, que los blogs son para maricones, putamierda, vaya... Así hasta hace bien poco, que veo linka este paraje en la firma de un foro al que acude habitualmente.
- ¿Y esto?
- Nada, cosas mías...
Una semana después, abro internet y veo que donde antes ponía profile, ahora hay un contributors. Sí señor, y un tal Jorgito Foreman pasa a ser administrador del blog. Postea sobre el PP y una película. Que genio. Y figura. Para maricones, dice.
Ya hay que tener cara. Dura, durísima. Tío.

jueves, octubre 19, 2006

Los Lunnis Reales



No se asusten ni cambien de canal, esto tiene una explicación:

Lo que a continuacion relato no es más que un refrito de lo que a mis oídos llegó hoy gracias al buen Jubilado.

Pinchando en ese insigne prohombre y sin embargo colega de faenas, accederéis a su blog, uno de los mejores que campan por estas redes (sí, a veces hay vida más allá del porno). El caso es que hace cosa de un año, desde milinkito se colgó un post de fotomontajes con la familia real como base. No tiene desperdicio y tras ser enlazado en los yonkises y otros, obtuvo gran repercusión vía mailito y demases.

Pues uno de esos montajes era con las cabezas de los lunnis en vez de las reales que al principio del post os asustaron, con festivo e inmejorable resultado del que aquí dejo muestra. Mucho mejor quedan, donde va a parar:



Pues cuando parecía todo olvidado, sin que desde Zarzuela nadie descolgase el aparato (ese no, el otro)la semana pasada ese insigne diario gallego, "La Voz de Galicia", 5º en lectores a nivel nacional, y con imperio mediático creciente a sus espaldas, que ríete tú de Polanqueitor, pues va y nos sorprende con esta página de sus seccion televisiva:



Pues eso, que al currito redactor de turno le encargaron ilustrar la noticia de los peluches públicos con nuna foto, y ni corto ni perezoso se dedicó a googlear y cascar la primera que le apareció, que hete aquí, era la que antes pudisteis apreciar.

El resultado, lejos de quedar una anécdota, tiene su enjundia. Que nos identifiquen desde el medio galaico a los bichos coloridos de trapo con la familia real, tiene un pase, porque buenos trapos andan por ahí metidos, pero es que lejos de rectificar, se han irritado desde su redacción defendiendo su "profesionalidad". Para ilustrar este último capítulo de tan cutre pero risoria entente, os invito a acudir al blog de Xaime , a quien debemos reconocer el mérito de ser el primero en destapar el asunto, y ahora punto de mira de las puyas estertóreas de los irritados piriodistas agraviados en honor y ¿deontología?.

Sólo os adelanto la línea maestra esgrimida dede La Voz en la defensa de la imagen "real":
La imagen que ilustra el reportaje encaja perfectamente en este enfoque que pretende reflejar la trascendencia social de los Lunnis más allá de un simple programa para niños. Magnífica la documentación sobre otros programas de décadas anteriores que también triunfaron entre los más pequeños

Y claro, como bien apunta Jubilao, el archivo es caprichoso y las hemerotecas crueles ¿verdad?


Esta crítica ilustrada según idénticos criterios de profesionalidad y certero contraste, fue publicada el año pasado desde las páginas de...¿adivinaís qué diario? pues eso.

Venga, que os haya servido este post al menos para conocer y reconocer el blog de milinkito y a mi buen hamigo (con "h" de honorable), que desde ya queda linkado y ofrecido a vuesas mercedes como el beluga que sin duda sabréis paladear como se merece.

P.D para Kaleidoscopegirl: (el resto podéis...¡debéis! iros, esto es privado)
A ver ,Reina; ellos tienen a su musa (Khalo) que también pone sus ternescos encantos al servicio de esa carpa. Pero vamos, que ni punto de comparación con esas sus adorables curvas y recovecos que exhalando hamor etanol y otros psicotrópicos, sirven de inmejorable y bello mural vital para publicitar esta santa casa.
No la cambiaríamos por nadie ni nada, y lo sabe. Ni siquiera por un puñado de chiquiprecios o vales 2x1 del Carrefour. Al menos eso creo.

domingo, octubre 15, 2006

El laberinto de Guillermo


El Laberinto del Fauno es la gran película de Guillermo del Toro, esa que todos esperábamos tras los violentos síntomas de virtuosismo creativo (ingenuo y cínico a la vez) con los que había coqueteado hasta ahora. Sin embargo, y a pesar de las innumerables virtudes de su cine en general y de ésta película en particular, hay algo en él que no acaba de encajar en ese gran puzzle que todos los genios han de componer a lo largo (y ancho, vaya…) de su filmografía.

Del Toro es un autor de carrera breve e impecable; consecuente y certera cual navajazo de Maribel Verdú. Con siete películas a sus espaldas, del mejicano podemos celebrar su buen hacer al fusionar con inexorable estilo comercio y espectáculo en una misma identidad cinematográfica. Sabe que la gente pierde el culo por ver su faz salpicada por el sirope de fresa de un guignol macabro, pero también entiende las ataduras que permiten a su vez que esa ráfaga de felicidad sea precisamente tan dichosa.
Ya desde aquel lisérgico descenso al subgénero del thriller con vampiros llamado Cronos, ataviado con numerosos elementos místicos versados en génesis, existencialismo e inmortalidad, se intuía un autor con mayúsculas. Guillermo del Toro, que se define a sí mismo como un gordo terco, necio y subnormal; ha sabido rentabilizar la cultura popular de la que ha mamado desde la cuna, para luego perpetuar su naturaleza obscena en el más tenebroso de los mapas creativos. Es, en definitiva, un gamberro inteligentísimo, hábil y apasionado con todo aquello que pasa por sus manos.
Después de demostrarnos con sendas adaptaciones de las aventuras de dos héroes tan oscuros y retorcidos como Blade y Hellboy que el dólar no tiene porque arder a la primera, y dejar constancia de su rigurosidad ilustrativa en El espinazo el diablo; hoy nos plantea la que tenía que ser (a huevos) su obra maestra. No digo que no lo sea, es más, lo afirmo con rotundidad. Lo que no acabo de creerme es que sea una obra maestra del cine con todas las letras (¿de oro?).
A lo largo del filme, el mejicano vacía el cargador de su rifle echando mano de todo su potencial imaginario, virtual y humano; acariciando la esencia de unos personajes exquisitos en su lirismo. Cabría destacar por encima del resto a ese fascista por antonomasia encarnado por Sergi López con funcional maestría, entrañable en su doble filo, quintaesencia de la víctima hecha verdugo. Tampoco hay que pasar por alto las evidencias que, no por obvias, pierden su extraordinario valor: música atmosférica, bellísima fotografía, esa visión feerica tan particular…
Todo aquello que conocíamos de antemano está aquí, anexado para la ocasión en la que a partir de ahora será película estandarte de su director. Sin embargo, seguimos echando en falta esa última rubrica que lo certifique como artista absoluto. Puede que esto que a continuación voy a decir sea una necedad desmedida, pero me cuesta imaginarme a un joven talento cuya máxima influencia sea el padre de los insectos de Mimic.

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En Guillermo del Toro hay algo que no puede evitar enturbiar ese mito de fácil confección cultural, y es la gelidez de su conjunto. Su obra en sí no supone la de un maestro de maestros, revolucionario de las artes o rebelde que, con o sin causa, ponga patas arriba todos los manuales, estamentos y pronósticos. Él es la parte amable de los monstruos de este cine moderno que estamos viendo y viviendo, alguien que sin duda pasará a formar parte de los libros de historia del cine en el futuro, aunque más por su rigor y regularidad profesional que por marcar un antes y un después en este arte, el séptimo.
Y es que difícilmente podrá esquivar del Toro el enviciamiento de sus virtudes, y por lo tanto la monotonía general de su poesía, merecedora del más alto de los notables, pero pálida en su reflejo final.

sábado, octubre 14, 2006

Al carajo con El Código Aparinci

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"Adiós, con el corasón"

Al parecer, y según cuentan mis más fiables fuentes de sabiduría coprófaga, el astro del humor patrio ha dado con sus huesos en una clínica de desintoxicación. Su representante, su hija, sus amigos y colegas de profesión lo niegan con rotundidad; pero lo siento amigos, parece un hecho.
...

Al parecer, el noble Andrés se ha visto superado por sus propios vicios insomnes; aquellos que ni siquiera tranquilizan o serenan la risa, vaya, sino más bien alteran (por dentro y por fuera) los nervios finiquitados. Nietzsche solía decir que la adicción al prejuico era la peor de todas las dependencias, mas al menos solo mataba por dentro, dejando al adicto un alivio físico lo suficientemente consistente como para recurrir al placer corpóreo (palabras suyas, yo lo expresaría de otro modo, con la manita en el corasao os lo digo). Pero al parecer, ni para engendrar úteros clandestinos le ha dejado al buenazo de Andresito la cólera del asssSSSSsspirador. Antes, dicen las lenguas viles, arrastraba su drogodependencia por los camerinos con mediana estoicidad, pero está claro que tras treinta y pico añazos de profesión eso se ha acabado. Las dulces pesadillas del frigo-espectáculo han engullido lo que quedaba. Ñam.

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¿La historia desde el principio? ¡No! La historia desde su atasco que así nos ahorramos sangre, sudor y faena. Todo empieza con un rumor: burdo bulo a quién todos atribuían burda pero nadie daba bula. Decía el mismo que Pajares y Esteso posaban de nuevo sus nalgas en el asiento afilado de stars, protagonizando una parodia de El Código Da Vinci con su peculiar estilo como sello de (h)identidad.
Lo curioso es que el chiste empezó a coger cuerpo: circulan guiones caseros por la red de redes, se factura merchandaisin cutroso para la ocasión... Y viene una productora y nos dice que le echa huevos: ponemos la pasta y a Valencia nos vamos a rodar con el sugerente título de El códicgo Aparinci. Entre el reparto se llegaron a escurrir nombres como el de la Bombi del 1,2,3, el inevitable Ozores y... ¡Kiko Matamoros! Formalizado ya el proceso de preproducción, se confirma a Marianico tras la cámara. También se corre el velo para deleitarnos con la prometedora trama:

Cita:
En El Código Aparinci, Esteso encarna al propietario de una empresa familiar de autobuses, y Pajares a un guía turístico. Ambos son unos ligones, como corresponde a los personajes que populizaron en el cine de los años 70 y 80. Pero por razones de veteranía, ya con los ánimos eróticos más templados.

La historia de la película tiene sus orígenes en hechos reales, por más que tomados muy libremente. Según el productor, Agustín Pareja, el argumento se basa en la existencia de dos pergaminos del siglo XIV (1308) de un templario valenciano que revelan importantes secretos, descubiertos 700 años después por las personas equivocadas. Esteso y Pajares, por supuesto.

En esos documentos hay pistas que pueden hacer ganar mucho dinero. Una intriga cómica con muchos recovecos y secretos que desembocan en un final “que va a dar mucho que hablar”, asegura el director del filme.

Las frases publicitarias son bien explícitas: “Cuando el destino te hace heredero de una importante y centenaria confesión... Te conviertes en mensajero de un código que nunca debería haber aparecido”. Y los misterios se convierten en risa celtibérica. “Una ciudad heredera de numerosas construcciones, restos, reliquias e iconos ocultos”.

La ciudad es Valencia, naturalmente. “Indiana Jones busca el Santo Grial. ¿No sabe todavía que se guarda en la Catedral de Valencia?”

¡Cañí! Después de esto todos nos refrotábamos las palmas al saborear la noticia, ignorantes de la desgracia que hoy invadía nuestros televisores y partes nacionales.
...

Aquí Hay Tomate dijo:
"Andrés Pajares abandona el rodaje de El código Aparinci para someterse a un tratamiento de desintoxicación de sus adicciones."

Y el vicio devoró al dichoso. Pocos quedaban como él, y teniendo en cuenta las aventuras al filo del olvido del compañero Esteso, mayor será la resonancia de su trueno.
Cacho de mierda, yo quería verla. Juro que pagaba.

Sueños I

Entiendo a aquellos que usan la madrugada como un vehículo hacia un país que no pisó, unas reglas que jamás quebrantó, o unos labios que en su vida se atrevería a besar. Intento disfrazarme de cobarde para asimilar la melancolía frágil del deseo indeseable, no por soez sino por prohibido, aunque siempre acabo fracasando; naufrago entre mi propia mediocridad.
Intento hablar de la utilidad del sueño como evasión para infelices, perversión para dichosos, o subliminal metajuego de espejos revelador de identidades. Porque al fin y al cabo, soñar es leer, algunos dicen que entre líneas, pues en él vertimos el alma (que no el cuerpo) en una búsqueda poética de lo inalcanzable entre lo alcanzable.

Cuando cerramos los ojos y nos disponemos a despertar séis o doce horas más tarde, casi siempre obviamos la realidad borrosa e inmediata del primer chispazo de luz, confusa resurección mañanera. Erguimos nuestra afetada e inocente (¡pura!) posición vertebral, recobramos la lucidez y la consciencia, y al cabo de un rato ahogamos el recuerdo de sabe dios que viaje entre la densidad de un café hirviente. Acabamos de purificar nuestra alma y ni siquiera nos enteramos de ello. Ruptura de espejos o barreras, oración perdida entre el amazonas de un susurro; palabras disecadas, sin significado ni dibujo, que en el anárquico mapeado del subconsicente anidan en su propio rincón.
El sueño nos ayuda a leer ese libro por el que jamás pagaríamos, o mejor dicho jamás nos dejaríamos ver pagar (y leer). Porque lo que tememos, como bien dijo ese americano obeso al que llaman Harold Bloom (de manera muy pedante, todo hay que decirlo), es la alteridad. Los otros. El infierno (sonríe, bizco).
En nuestra cabeza solo están los que tienen que estar, y cuando entra un monstruo es para enfrentarse a nosotros bajo la supervisión de la fobia que con mayor tenacidad amenaza nuestra tranquilidad. Porque no hay que olvidar la precisión con la que Bloom hablaba de esa dichosa alteridad, pues existe la ajena y, sobre todo, la propia. Tócate los huevos: esto lo dice para explicar la razón por la cual leemos, dado que todo se basa en la búsqueda de historias, sabiduría o respuestas. Y las más importantes, no lo dudéis, están en nosotros mismos. Ahí es donde entra la aventura onírica.

Detrás de esta exposición rebuscada y reencontrada a sí misma, pedante como ella sóla, se encuentra una pasión ciega por lidiar con uno mismo. Pasión que, de manera bastante sutil, me ha conducido a la conclusión más abierta que una mentalidad de letras cerrada puede dictar: todo fue un sueño. No intenten entenderlo, nada de abrir los ojos.

viernes, octubre 06, 2006

Etxebarría y los feminismos modernos

Hacerse daño a uno mismo es una faena, putada que con o sin putas resulta tan tentadora como traicionera. Lo sexual es, aquí, un mero canal hacia la hipótesis del naufragio; aquel que nos arrastra hasta la cama de la secretaria exuberante, nos desnuda, y luego nos obliga a follárnosla. Ese mismo picoteo natural nos empuja en ocasiones a experimentar, encontrando luces en agujeros, siempre en agujeros. Anos o bocas ahumadas, vaginas disecadas o lúdicas manos recién despertadas del letargo interminable de la madurez, plásticos y látex de diseño…
Cualquier ejercicio lógico de salvación vital es un golpe aún más duro que aquel que con dicha pirueta pretendemos esquivar. Entonces… ¿por qué nos tiramos a la piscina? Pues por el riesgo y la emoción; agonía travestida de éxtasis, o resucitado frenesí travestido de agonía, quién sabe. Lo del cuero es solo un adorno, no se crean.

Aquí uno es perro viejo, o al menos algo nutrido, sino de años (que también) de experiencias y encuentros variados. Por lo tanto, he de admitir que en numerosas ocasiones ha acudido al socorro de un salvavidas revirado, muchas veces consciente (y ansioso) de la amenaza interrogante que sobre mí pendía.
Cogiendo esta vuelta de tuerca y tornillo por los pelos, me aventuro a confesarme con ustedes. Este jueves me he topado con una de esas rocas con las que ya estoy harto de tropezarme. Se llama Lucía Etxebarría, y tanto si se presenta con la forma soez de un libro infumable, como con el disfraz falso de discurso moralista y demagogo a capella (en vivo y en directo), acaba siempre echando raíces sobre mi pupila dilatada. De alguna manera, soy incapaz de no ignorar lo que podría suponer (y de hecho supone) una orgía del insulto y la mueca torcida, cruce de brazos y espasmos de espontánea rabia. Me encanta tragarme su mierda, porque siempre es placentero poder devolverle la jugada en forma de comentario póstumo en un diálogo post cena, o en este caso con un artículo que viene a dibujar la soplapollez suma de lo que ser significa ser blogger. Llamadme ahora amargado, patético ser cultivador de rencor y bilis recalentada, acomplejado, y varios comentarios más (obligados) acerca de aquellos que elegimos la red como cubo de las heces. Sufriré, sufriré por ver a la señora ésta y luego recrearme en su ridiculez crispada, por aguantar el chaparrón que me aguarda, por fustigarme en mi consabida penitencia de posesión de blog… pero es que todo esto, en el fondo, me pone.

CARTA BLANCA
La 2, en su afán por promocionar y acercar a los españoles la cultura que nos rodea, decidió crear un espacio algo anárquico, confuso y frágil, aunque no por ello desdeñable. La novedad se hallaba en conceder carta blanca a una serie de personajes de la literatura, música, cine etc., para así desarrollar éstos un único programa de hora y media a su gusto y confección. Cada semana se daría paso a un nuevo personaje, y por lo tanto a un nuevo espacio; con contenidos, estética, invitados y espíritu totalmente diferentes.
Este jueves, como os digo, le tocaba el turno a Lucía Etxebarría. Prueba superada, Lu: has conseguido batir en lo que a patetismo y náuseas se refiere al segundo programa, en aquella ocasión conducido por la inefable Alaska, que llenó el plató de elementos circenses encaramados a plataformas eternas y deslumbrantes, luciendo morena piel adherida al estampado hortera de la purpurina convenientemente desmesurada en su racionamiento. La escritora valenciana se trajo a unas amigas, todas ellas dedicadas al arte de las palabras. Juntas, dieron forma a un debate de contenido casi insultante. En él, desfilaban referencias gratuitas a la anorexia, el canon estético de las delgadas como bomba sexual, la valentía de las madres solteras y a la emotiva reivindicación de las gordas como señoras muy dignas de nuestro señor. Porque no había público, que si no aplaudirían a rabiar y hasta se levantarían de sus sillas. ¡Bravo! Tampoco faltaron perogrulladas de este calibre: “Una muestra de que no nos interesa reconocer el valor de la mujer de rompe y rasga está en el paso de la serie Abuela de Verano por TVE. ¿No os parece increíble que no haya alcanzado una audiencia astronómica?” Esto lo vertió una de las colegas de L.E, que, faltaría más, ante tal gilipollez asintió en estado de cuasi indignación.
Silvia Abascal, actriz que, pese a su juventud, sigue a pies juntillas el método de interpretación perteneciente a la vieja escuela española (“sobreactúa hasta que te ahogues en tu propia vergüenza”), leyó excitada unas líneas escritas por la propia Etxebarría (un rótulo bien gordo se encargó de reafirmar la autoría de los mismos, por si cabía la duda). El texto hablaba de una mujer, de su marido, los niños… Reconozco haber desconectado al cuarto gorgorito consecutivo de la actriz, aunque recuerdo vagamente una aproximación borrosa a la leyenda de Ciegues, con el tabaco de por medio y una redundancia burda como recurso desesperado para el “me siento muy identificada con lo que cuenta”.
Con la entrevista a Ana María Matute, de la que algunos dicen que atraviesa un estado de senilidad creativa, cuando yo afirmo que jamás escribió un libro completo, decidí apagar. Y eso, aún a riesgo de perderme el esperado encuentro de Luci con Chenoa, “una tía de rompe y rasga que se merece dar su versión sobre su vida, alejada del circo mediático –sic-”.

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BIDA Y HOBRA
Quizás al neófito le cueste arrastrarse entre el execrable lodo que ambienta el particular mundo de feromonas de celofán de Lucía Etxebarría. Para ellos, hagamos un pequeño ejercicio de memoria.
L.E saltó a la fama después del considerable éxito acariciado de la mano de su primera novela, Amor, curiosidad, prozac y dudas. Ésta proponía una narración templada, suave, neciamente juguetona con la lagrimita y la citada ansiedad de reconocimiento. Se notaba a la legua que la escritora pretendía tirar la piedra y no solo no esconder la mano, sino bailar la danza chueca delante de la crítica, el público y la mamá de todos ellos, con objeto de llamar la atención y acaparar un par de titulares y columnas maliciosas. Etxebarría quería estar en todas las plumas, que dijeran de ella que escribía con la vagina, aunque luego aprendiese la rentabilidad de decir “coño” en el momento adecuado. En tanto que se derramaban ríos de tinta para endiosarla o ponerla a parir, y ya acurrucada en la molicie de saberse quintaesencia del travestismo entre clítoris y boca(za), perpetró un poemario insolente y obsceno, llevado incluso a los tribunales por plagio. Este asunto, por cierto, no es nada nuevo: la revista interviú ya se hizo eco en su día del hurto que la valenciana había puesto en práctica a la hora de concebir su obra magna, Amor…, la cual gozaba del dudoso honor de lucir párrafos enteros extraídos de una novela sudamericana de escasa difusión. Su último pestiño, un libro de autoayuda con dibujitos y cuestionarios de involuntario carácter humorístico, también ha sido acusado de nadar sobre las mismas aguas turbias. Al parecer, un reconocido psiquiatra se quedó atónito al comprobar como Luci se había adueñado casi en su totalidad del grueso de uno de sus trabajos de investigación.
Pero tranquilos, ya sabéis que yo soy un caballero, y como lo cortés no quita lo valiente, me dispongo ahora a realzar algunos de los éxitos de nuestra protagonista. El más sonado, sin duda, el merecidísimo Planeta con el que fue galardonada en el año 2005. Todos sabemos de sobra la limpieza y transparencia con la que se trata la selección y concurso de las obras literarias propuestas para el mencionado premio. Prueba de ello, esa obra maestra de la literatura, innovadora y revolucionaria, brotada de la imaginación del maestro Camilo José Cela: La cruz de San Andrés. Ahora bien, les advierto de las afanosas dificultades con las que se toparán si pretenden hacerse con un ejemplar de esta joya de la literatura moderna. Quién sabe si en breve un juez no precipita el olvido de algunas de las obras insignes de Lucía, merced a estos espinosos asuntos ya tratados aquí sobre “las ideas prestadas”.

CARNE DE CAÑÓN
Michelle Houllebecq nos contó la apatía de un Daniel24 mecánico en su rutina vital, tedioso y desgonzado anímicamente, harto. Desde esa esquina lúgubre dejaba caer pequeñas perlas, eléctricas en los ojos y oídos de la Etxebarría de turno, tan feroces y lúcidas como ésta: “¿Saben como se llama la parte carnosa que rodea la vagina? Mujer.”
Destinada a la domesticación exigente de una lengua coqueta con el lapsus amenazador, voluble ante unos cojones rendidos ante los ovarios, al impertinente morfema flexivo de sexo en constante vaivén, la herencia literaria y social de este feminismo del que Lucía Etxebarría es tótem y bandera, parece avocado a la más gris desintegración. Llegará un momento en que los afiliados a EL PAÍS se den cuenta de que la transgresión no se encuentra bajo las ojeras de una pancarta gruñona, sino en el chascarrillo final de un postre travieso. Ahora gastarle la goma al término machista otra vez, bobas, que sois bobas. O imbécilas.

lunes, octubre 02, 2006

Hagamos memoria


Me inmiscuyo de nuevo en el discurrir verborréico y superficial de esta santa casa de putas para retocar ahora conciencias complacientes. Intentaré no caer en demagogias fáciles, demasiado fáciles..pero es posible que fracase, porque no tomar aquí partido se me antoja imposible.
Eso sí, el par de documentaos que os adjunto es tan revelador como fuente de objetividad que paliará en parte mi parcialidad a la hora de manifestarme y significarme.

Os aseguro que no quiero, no tengo ganas porque me cansa el tema pero es que me puede; este fin de semana las huestes más siniestras desde la extrema diestra fueron convocadas para hacer buen rebaño en Sevilla.

No seré yo el que objete que a estas alturas el derecho a manifestarse
pertenece a todos por igual, incluído los que no hace tanto se oponían a su pleno disfrute para el resto de subversivos mortales (esos mismos que se oponían a la Ley del Divorcio y fueron los primeros en hacer uso de ella, ehem, deslicemos estúpido velo al respecto).

Sin embargo sí conviene recordar que la coherencia en los motivos que nos llevan (o no) a las calles deben estar meridianamente claros. Porque de no ser así pasará como ayer, que uno le da la impresión de que el rebaño acude porque así se lo dicta la mano que mece su cuna o llena sus neveras, sin cuestionarse en ningún momento las motivaciones que justifican sacar banderas aladas de nuevo a las calles.


Demagogia modo on, pero es curioso que ahora salen estas insignias preconstitucionales bajo convocatoria de la AVT (entiendo que sin su aprobación) y que sin duda pertenecen a alguna sección ecologista afín a su causa.

Resumiendo : convoca AVT en connivencia (apoyo logístico)con el PP y medios de comunicación afines, no limitándose el PP a adherirse. Y digo esto no por el derecho que le asiste para ello, que por descontado le pertence en propiedad, sino porque lo hace en base al lema: "No a la libertad, no a la negociación con ETA".

En este sentido, una de las muchas noticias relacionadas:
El PP pone autobuses para asistir a la manifestación de la AVT en Sevilla



Y yo ufano e inocente como el asa de un caldero, me inquiero: ¿qué cojones ha cambiado desde hace seis años hasta ahora en este país? Analizadas objetivamente todas las condiciones exógenas y endógenas, coyunturales y estructurales apuntan a pensar que la posibilidad de arrivar un acuerdo de paz son ahora mejores que hace unos años, partiendo del tiempo sin sufrir víctimas mortales y pasando por la potenciación de la vía política gracias al fortalecimiento de una corriente crítica desde el entorno radical abertzale que aboga por una salida negociada a tantos años de sangre y sinrazón. Sería esto un tema aparte, pero solo apuntar que todo tiene un fin y el del terrorismo etarra ya escucha los cantos de cisne que anuncian sus estertóreos coletazos finales.

Precisamente porque llegado a un punto de inflexión hay que ser valiente y dar un paso al frente, y tender en su caso puente de plata al enemigo para encauzar sus reivindicaciones políticas por la legitimidad que sólo la vía democrática concede; por todo eso y más yo soy partidario de sentarse sobre una mesa, primemo a escuchar y a hablar, luego en su caso a negociar. Pero partiendo de que es esta opinión personal, el objeto de este escrito es poner de manifiesto la incoherencia de aqueloos que ayer salieron a las calles, porque partiendo de su también legítima oposición a esta negociación, deberían explicar porqué lo que ahora es malo, antes con los popularas al frente era un medio válido y eficaz para lograr la salida pactada al asunto. Palabras como diálogo y negociación sí estaban encima de la mesa y resultaban hasta eufónicas.
Memoria, señores, memoria y archivo; para botar luz sobre el asunto, referescaré la suya con un imprescindible documento:

EL HAMIGO ÁNSAR NOS CUENTA LAS BONDADES DE NEGOCIAR CON EL "MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN VASCO". MANDA COJONES

Ante este documento, que ni tiempo a acumular polvo tiene, no quedan palabras, creo. Habla por sí mismo y parece indicar sin resquicio a duda razonable que al PP sólo le interesó ponerse la medalla en la pechera y anotarse el jugoso tanto electoral (e histórico) de finalizar el drama del terrorismo vasco. Ahora, con ellos fuera de Moncloa, las zancadillas al Gobierno socialista son la única vía que encuentran para obstaculizar el buen fin de las negociaciones.
Sólo apuntar que suscribo, sin que sirva de precedente, todas las palabras del ex-presidente, haciéndolas extensibles a la situación actual, poruqe alguien debería decirma para que no fuese así qué ha cambiado en este país desde entonces...aparte del Gobierno, claro.

Que alguien pase por aqui y me diga en que dirección reman estos señores, para quién y bajo qué motivos dirigen sus pasos....
Claro que si hace falta, como diría Pepe Navarro "si hace falta se falsea" :

Imputados por falsedad los tres peritos que vincularon a ETA con los atentados del 11-M.

Lo que más me jode es que tomen a uno por retrasado y se crean que cada 4 años borramos el dico duro y nos pueden mentir otra vez desde cero, para volver a reescribir la historia. Y la Guerra Civil fue "Alzamiento" y empezó en el 34, claro.

domingo, octubre 01, 2006

Coto de caza

Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín y a su ofrenda, por lo que Caín se irritó mucho y torció el gesto. Entonces el Señor le dijo: “¿Por qué te has irritado y has torcido el gesto? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.”


Pero salió mal. Se torció algo más que un gesto: una vida, o dos, o tres. Quién sabe... Dios no, no creo.

Excusas aparte
Este sábado desde el que os escribo ha sido cuna de un enfrentamiento titánico, diana entre dianas, objetivo número mil para la gafa tuerta reflectante del calor sucio de una biblioteca polvorienta. Desfilarán unos cuantos epítetos despectivos por este blog al ver un post dedicado a los hermanos Matamoros, pero... ¿y qué? ¿De verdad creéis que eso me importa a estas alturas?
Mientras Juan Manuel de Prada siga dedicándonos a los blogueros (ajh!) de carácter rebelde artículos como el que aquí enlazo, seguiré (seguiremos) gozando de buena salud los que a esta estufa y sus avatares sigamos afiliados. Así pues, me tomaré como un "sí" el cejo fruncido de algunos habituales de este paraje que, algo cansados de mi reivindicación cultural de la telesangre, deslicen una palmadita sobre mi cargada espalda. Sí, sé que no os gusta la mierda que trago con interés fáunico y transgresor, pero en el fondo soy conocedor de vuestra complicidad. El ya clásico: "ya está éste con sus cosas.", nunca sonará tan bien en mis marchitados oídos. Gracias de antemano, bostas humanas. Os amo.

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Génesis
Nacen y se deshacen. Uno amarra su extremidad en el pescuezo del otro, y éste cae noqueado en el semivacío de un útero ingenuo y desconocedor de la tempestad que en su interior albergaba. El primer asalto fue para Coto, y tanto le debió gustar el invento, que siguió el sendero marcado por la sugestiva tentación del pecado como hábito o rutina. Por aquella época, de su particular Abel, Kiko, se sabe más bien poco. Mientras, su gemelo intercambiaba carne de paloma muerta por papelinas, acogido por las sombras de los puertos.

Catástrofe
Uno dice que a los quince, otro que cuando la espichó Carminísima. Yo digo que desde el primer abrazo que se dieron, ese que narran siempre como preluduio a la batalla, y que anteriormente recogía un servidor en este mismo artículo. Quién los siga mínimamente apreciará sus abismales diferencias de defecto, forma y fondo.
Como bien ha ido pregonando Coto en su particular tourné de platós (un jugoso anticipo de la pelea final), su hermano parece pretender erigirse ante el público como como un mesías salvador, juez implacable del bien, el mal, lo necio y lo vulgar. "No eres nadie para exigir la perfección, porque nadie es perfecto, y menos tú, majete. Así que quítate la aureola esa que llevas encima, porque no te deja entrar ni una sola idea en la cabeza." Esta cita, sonsacada de un momento extremo de voces altivas y desgarradas por una garganta acomodada en el grito, trituradas por los nervios del peculiar duelo, fue la mejor radriografía posible acerca de la noche. Coto Matamoros lo dijo con fiereza desgañitada, en una improvisación rugida entre dientes. Kiko, mientras, se limitaba al discurso ensayado y a sus papeles, de los que nunca se deshace.

EL DUELO
Primer round
Habla Coto. Llama subnormal y retrasado a su gemelito, lo repite y lo vuelve a repetir, una y otra vez. Kiko ríe en su particular cabina de aislamiento, y los colaboradores esos que tienen de esperpento se limitan a preguntar perogruyadas tales como: "¿Sois de esos gemelos que tienen gripe al mismo tiempo?"
Olvidado queda ya el meloseo cariñoso de Coto de la mano de Mari Tere Campos, retozando en su corrillo con mansa mano ejecutora. El sábado era su día, un remake en versión familiar de sus glorias pasadas (que no olvidadas) en Crónicas Marcianas.
Él se define como payaso y como tal ejercía, haciendo reír a las señoras que actuaban como telón de fondo para el programa de marujeo, dando la noche a un regidor que debió salir mareado del plató. Directamente se lo(s) comió.

Segundo round
Kiko habla. Llama incoherente y oportunista a su gemelito y lo vuelve a repetir, una y otra vez. Coto se enfada en su particular cabina de aislamiento, y promete sangre en su cara a cara.
Kiko Matamoros se muestra menos fluído de lo habitiual en él, e incluso llega a cometer el tremendo error de reivindicarse como un estudiante de matrícula de honor, al tiempo que su hermano, según dice, se gastaba el dinero de su familia. Ahí comprobamos como es mucho más divertido y lúdico coquetear con la telesangre autoparodiada, que llevarla poco menos que al tribunal de las verdades y las mentiras, del bien y del mal. No estuvo a la altura el hombre, no.

Tercer round. Face to face.
Unos cuantos ejemplos esclarecedores de como se resolvió el debate:
Kiko: Tú siempre me has tenido envidia. Yo era el que sacaba buenas notas, el que te sacaba de los problemas, quién te peresentaba a la gente... Mientras tú repetías bachiller yo ya había empezado una carrera.
Coto:
(Histérico) ¡Pero es que hay que ser subnormal! ¡Retrasado! ¡¿Pero cómo puedes enorgullecerte de haber sido un alumno ejemplar dentro un sistema educativo deleznable, pensado para no dejar pensar, para anularte como persona y coartar tus libertades?! Deberías estar orgulloso de que tu hermano se negara a seguir ese camino, y lo expulsaran de cinco colegios por rebelde. Así has salido tú: ¡fascista!
K: ¡Eres un mentiroso!
C: Tienes razón. En su momento llegué a decir que tenías cuatro ideas prestadas, y además prestadas por un imbécil. Y no tienes cuatro, tienes dos.
K: Ja, ja, que gracioso eres. Pues prefiero tener cuatro ideas prestadas que no diez mil propias y todas revueltas.
C: ¡Anda y cambia de camello!

K:
¿Cómo puede reclamar una televisión limpia y sin intromisiones en la intimidad aquel que antaño se envanecía de haber sido querellado cuarenta veces por ese mismo delito!
C: Pero mira que eres gilipollas. Yo he presumido de haber sido objeto de más de cuarenta querellas por intromisión en el honor y en la intimidad y de que ninguna prosperara. Es que este tío es un tonto a las tres.

Veredicto
El público otorgó un inesperado setenta y pico por ciento de ventaja a K.M, ante la sorpresa de su hermano, que se veía claro vencedor. Y con razón. En esta noche de sábado, el pobre presentador del programa ni se atrevía a intentar moderar el debate: Coto se lo devoraba en un arrebato. Desde la cómoda posición de la sátira, había ensombrecido a su hermano, demostrando que aunque segundas partes pueden ser buenas y hasta superiores, no mantienen la frescura y originalidad de su predecesora.
"Estos resultados están manipulados. Pero bueno, todo lo que no hubiese sido un noventa y nueve contra uno estaría manipulado. Y ese uno pertenecería a Makoke, que estaría todo el tiempo llamando. " Dí que sí.
Con las ganas nos quedamos todos de saber si son ciertas las palabras de C.M, que asegura tener la fórmula para adivinar los resultados de la lotería. Kiko afirma que si es cierto, se suicida. Quedamos emplazados hasta el próximo espectáculo.


Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo,h y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor preguntó a Caín:
–¿Dónde está tu hermano Abel
Caín contestó:
–No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él?
El Señor le dijo:
–¿Por qué has hecho esto? La sangrel de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que haga justicia. Por eso, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte sus frutos. Andarás vagando por el mundo, sin poder descansar jamás.
Entonces Caín respondió al Señor:
–Yo no puedo soportar un castigo tan grande. Hoy me has echado fuera de esta tierra, y tendré que vagar por el mundo lejos de tu presencia, sin poder descansar jamás. Y así, cualquiera que me encuentre me matará.
Pero el Señor le contestó:
–Pues si alguien te mata, será castigado siete veces.
Entonces el Señor puso una señal en Caín, para que no lo mataseo cualquiera que lo encontrara. Caín se fue del lugar donde había estado hablando con el Señor, y se quedó a vivir en la región de Nod, que está al oriente de Edén.


Para ver el enfrentamiento, pincha aquí.
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