Sabor a hiel (oda a la mujer moderna)
Nuestros medios de comunicación están muy escandalizados con el tema. Todo contertuliano, columnista o simple defensor de los valores éticos y morales de la sociedad española que se precie, está obligado a apelar a la demagogia más facilona y gratuita para asegurar que la pobre Carmen es una egoísta y, porque no, una buena zorra. Porque cuando sus hijos se metan las primeras rayitas por la nariz y prostituyan sus posaderas en algún sarao ibicenco, ella estará agonizando tras un andador. Porque en vez de acudir a la siempre conmovedora adopción ha decidido envilecer su útero. Por eso y más, hay que vilipendiar a Carmen Bousada: irresponsable, frívola, geriatric mom. Ahora bien, de lo que seguro no son conscientes todos los alarmistas embaucadores que pretenden lapidar mediáticamente a la señora, es que estamos ante la figura más emblemática de lo que representa la mujer del siglo XXI. Antes, la señora del siglo XIX sumergía sus aflicciones en noveluchas baratas de quiosco. Leía y releía como el esbelto príncipe azul liberaba de la rutina y letanía de amarguras a la apesadumbrada ama de casa. Engullía subliteratura como una yonki del romanticismo de hojaldre. La moda de la adicción al perecedero placer de la lectura de estos bodrios se dilató hasta mitad del XX, haciéndole la cama a póstumas figuras retro pulp como Corín Tellado. Aquí, realmente, es donde encuentra el germen de, por ejemplo, el feminismo inconsolable y la visión satírica e hiperbólica de las sonrisas y lágrimas vaginales lloradas por el Almodóvar más afortunado (Mujeres al borde…, Átame, Hable con ella – en el caso de estas últimas, era un hombre quien fantaseaba con su mujer ideal, de ahí la agilidad socarrona del manchego –). Pero la mujer del siglo XXI, insisto, ha avanzado. Porque a ellas se les enciende el chichi con tíos como el doctor House, pero son mujeres realistas; al contrario que sus tatarabuelas, no mantienen viva la llama de la ilusión. Ya han asumido que no vendrá ningún Richard Gere que las saque de putas. ¡Maldita sea, son hoolingans de Ana Rosa Quintana! Y por su despiadada visión de la vida, por su apego a una sociedad que fomenta y da voz a la figura de la tía de la calle (¿me entiendes?), sabe la mujer actual, la choni, que más vale óvulo fecundado que ciento volando.
Desde aquí me desmarco para dar mi apoyo incondicional y diletante a Carmen. De paso, quiero también ofrecerme para dar placer y centipondios de amor a una hembra valiente y honrada – u honrá – que a punto de entrar en la etapa septuagenaria de su vida renuncia y reniega de la tiranía menopáusica. Con un par. Yo te quiero, Carmen, y reconozco el valor trasgresor y generacional de tus actos. A ti, mujer, van dedicadas estas líneas. Cachonda.
Al filo de la actualidad: tiene usted reflejos.
Yo me la tiraba.
En serio.
Pues sólo admiro su coraje de ambos. El de ella por lo obvio y el suyo por arriesgarse a un nuevo linchamiento virtual con unas palabras tan diáfanas para algunos como malinterpretables para muchos más.
Cuídese.
¿Que busca un hombre? ¿Esta mujer quiere un hombre que la cuide, la mime, y la haga sentir señora en el camastro?
Pero quién puede querer follarse semejante enajenada mental. Por dios. Por favor. Por mi vida.
Esto...
...¿tenéis el teléfono?
Jesucristo nació un 8 de Enero y en Huelva no saben freír patatas.
Una cuestión que habría que pasarse a plantear después del ya extinto debate sobre la sexualidad ambigüa de ese tal Camila de Ory (¿e qué me suena ese tal Camila?); ¿estuvo Rumasa correctamente expropiada?
La actualidad al límite. mozos.
¿Y qué tiene esto que ver con mi dilatado chochito de madre nonata?
Exijo atención.
Estic en un dilema: D'una banda, defenestráis a una anciana pel fet de ser anciana i, a més, andalusa. Per com sou racistes, feixistes i fusilables.
Per un altre, els andalusos sempre han estat, majoritàriament, fatxes i fills de la seva mare (fatxa).
Què he de fer, oh, Joan Puig?
Bien, señores, el cataclismo no ha llegado pero está a punto de hacerlo:
Propongo robarle los bebés a esa puta.
¿Qué dicen?
Tú siempre tan negativo.
Sí.
Por llevar la contraria eres capaz de cualquier cosa, ¿eh?